martes, 6 de mayo de 2014

Fresas Salvajes

RECUERDOS, CONMEMORACIONES Y PROBLEMAS DE FAMILIA

Dirigida por: Ingmar Bergman.
Guión: Ingmar Bergman.
Fotografía: Gunnar Fischer
Música: Eric Nordgren
Montaje: Oscar Rosander
Producción: Allan Ekelund
Reparto: Victor Sjöström, Bibi Andersson, Ingrid Thulin, Gunnar Björnstrand, Max Von Sydow

En el año 1957, el maestro sueco Ingmar Bergman firma una de sus obras más conocidas, Fresas Salvajes, en la que se nos narra la historia de Isak Borg, un reputado profesor de física que va a recibir el Honoris Causa en la ciudad de Lund. Para ello emprende un viaje en coche acompañado de su nuera, que ha decidido dejar al hijo del anciano, por el camino conocerán a tres jóvenes a los que llevarán con ellos, así como a un matrimonio con problemas a los que tendrán que dejar abandonados en la carretera por el comportamiento que experimentan; además, el anciano profesor rememorará varios episodios de su infancia y juventud en algunas de las paradas que harán por el camino.

Al principio del film somos partícipes de una escena onírica, en la que el protagonista se encuentra en soledad, en plena calle desierta, donde observa un reloj sin manecillas, ¿tal vez un sueño profético de que se acaba el tiempo del anciano? ¿Su vida va a pararse dentro de poco?, si unimos esto a la carreta fúnebre tirada por dos caballos podemos, entonces, establecer una interpretación “más firme” sobre ello. De esa carreta se desprende un ataúd, del que se abre la tapa y para asombro del pobre Isak, quien se haya dentro es él mismo en lo que parece antojarse como un sueño premonitorio de una cercana muerte del protagonista, que ya se encuentra en una edad “avanzada”. Esta escena, una vez la contemplamos, destaca ante el resto del metraje del film por asemejarse en mayor medida al cine mudo, con tintes del Expresionismo alemán, sin embargo la carreta en sí bien podría ser un homenaje al film sueco de 1921 dirigido y protagonizado por el propio Victor Sjöström y titulado La Carreta Fantasma, film que como el propio Bergman declaró en más de una ocasión, ha sido de gran influencia para él.

El personaje encarnado por Sjöström se nos muestra al principio de la cinta como un viejo gruñón y cabezona, que se empecina en ir en coche hasta la ciudad en la que se le concederá el Honoris Causa, ante la negativa de su sirvienta. Por lo que finalmente es acompañado por su nuera, que estaba alojándose en su casa, ya que va a romper su relación con el hijo de Isak. Conforme vamos avanzando el relato, apreciamos los temas que suelen ser comunes en la filmografía bergmaniana, el matrimonio; ejemplificado aquí por el hijo de Isak y su esposa, interpretada por Ingrid Thulin; así como la desesperante pareja con la que tienen el accidente de coche. Problemas conyugales que son una constante en la filmografía del director sueco, como nos hacen ver Secretos de un Matrimonio o su secuela Saraband, testamento fílmico del director, así como Las Mejores Intenciones, que, a pesar de estar dirigida por Bille August, cuenta con guión de Bergman.

Otro de los temas que apreciamos en el film que nos ocupa es el de la religión, presente en los jóvenes que son recogidos por Isak y su nuera, sobre todo en los dos personajes masculinos, los cuales discuten sobre temas de carácter teológico en más de una ocasión, posicionándose cada uno en un bando concreto, siendo los dos personajes una metáfora del eterno enfrentamiento entre religión y escepticismo; por esta razón, así como por el tinte existencialista que desprende la cinta en diversas ocasiones, el hijo de Isak, que argumenta desear morir o el propio Isak, podemos ligar Fresas Salvajes con otro de los filmes más conocidos de este creador, El Séptimo Sello, en el que la muerte incluso tiene una encarnación física y de su partida de ajedrez con el personaje encarnado por Max Von Sydow, depende la vida de éste último. El tiempo en la película cobra un gran protagonismo, pasa inexorable, de ahí esa confrontación entre juventud y vejez que apreciamos, los flashbacks en los que el protagonista recuerda episodios pasados, o el ya mencionado reloj sin manecillas.


El ritmo de la película es lento, debemos ver esta obra sin prisas, atendiendo a los detalles que se nos presentan. Los personajes son los que mueven la acción, los cuales están llevados de una forma tan magistral que hacen que el ritmo pausado de que hace gala la película no nos haga caer en sopor. Nos interesamos por los personajes, por los problemas que afrontan, los cuales se tornan cotidianos, propios de cualquier viandante con el que podamos cruzarnos una mañana cualquiera, propios de cualquier matrimonio, como ese hastiado hijo de Isak, alter-ego del propio Ingmar Bergman probablemente, con su bella esposa, que espera un hijo que él no desea.

Latente en esta cinta, junto a ese enfrentamiento vejez-juventud, nos encontramos al trío de jóvenes, que suponen un la visión de la nuevas generaciones, frente a las mayores, de ideas que van quedando obsoletas, ejemplo que vemos en Isak, y sobre todo en su anciana madre, en una escena en la que los planos y contraplanos de la madre de nuestro protagonista, con el personaje encarnado por Ingrid Thulin nos dan una idea del enfrentamiento que el autor quiere plantear con ello haciendo a los espectadores partícipes de ello.

Debemos citar, el viaje en coche también como una metáfora, no solamente es un viaje que los va a llevar a su destino, Lund, sino también a afrontar su pasado, presente y futuro, sus problemas, y la solución a los mismos. En realidad, el reconocimiento que el anciano protagonista va a recibir es algo secundario, lo que interesa es él, su vida, de la que conocemos aspectos por las digresiones que el personaje tiene en determinados momentos, recordando escenas de su infancia y juventud, de la que como espectadores somos partícipes, concluyendo el film con una en la que Isak va a reunirse con sus padres, en lo que se torna una sutil forma de dar muerte a un hombre cansado, de hacerlo redimirse de sus errores y hacerlo por fin descansar, en esa reunión con sus progenitores, los cuales se encuentran en aquel lugar que todos, en algún momento, terminaremos visitando.

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